Con un lenguaje y unos signos que pueden
chocarnos en un primer momento, el evangelio de hoy nos empieza a desvelar la
identidad de Jesús. Es, desde el principio, el maestro que habla con autoridad,
hasta tal punto que asombra a los que le escuchan: “¡Hasta a los espíritus
inmundos les manda y le obedecen!”
Hoy, al escuchar este texto podemos
preguntarnos, ¿Qué autoridad damos en nuestra vida a Jesús? ¿Hemos descubierto
quien es y por qué su Palabra es la única que puede salvarnos? ¿O seguimos
“dando autoridad” a tantas voces que nos gritan lo que debemos tener, lo
debemos pensar o decir?
Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, Jesús
y sus discípulos entraron en Cafarnaúm,
Era una población que
estaba situada en la orilla noroeste del lago de Genesaret (llamado también mar
de Galilea, aunque no era un mar sino un lago grande). Jesús se refiere a ella
como su ciudad (Mateo 9,1). Estaba
ocupada por soldados romanos y servía de frontera entre los territorios de dos
hijos de Herodes, llamados Herodes Antipas y Herodes Filipos. Allí hizo Jesús
muchos milagros, pero maldijo este lugar
por la dureza de corazón de la gente, a pesar de haber visto tantos
prodigios (Mateo 11, 23-24)
Marcos nos está
diciendo que, en cuanto llamó a los discípulos (texto del evangelio de la
semana pasada) se fue a predicar a su
gente, y para eso se dirigió al lugar sagrado de la zona: la sinagoga.
Y cuando el sábado
siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina,
porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
En el evangelio de Marcos
encontramos tres veces a Jesús en la sinagoga. La tercera vez fue a la sinagoga
de Nazaret (6,2-6) y allí se maravilló de la incredulidad de sus vecinos; Jesús
experimentó que un profeta sólo es despreciado en su pueblo, entre sus
parientes y en su casa. Después de este episodio Marcos no vuelve a
presentarnos a Jesús en ninguna otra sinagoga, sino entre la gente. Y más tarde
en el templo de Jerusalén.
Estaba precisamente en
la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué
quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé
quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.» El espíritu
inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió.
¿Es posible que la
gente se preguntara quién era Jesús y sólo lo supiera quien estaba poseído por
el mal? Un hombre con un espíritu inmundo era lo opuesto a una persona de fe.
Se suponía que era alguien que, movido
por el espíritu del mal, se oponía al reino de Dios. Por eso este pasaje
nos puede resultar muy extraño para nuestra mentalidad y tenemos que leerlo en
el contexto del evangelio de Marcos,
que quiere darnos una pista muy importante:
Una de las características
de este evangelista es “el secreto
mesiánico”, es decir, Marcos insiste en que si se descubría quién era Jesús,
antes de tiempo, su misión podía echarse a perder. Sólo cuando mucha gente se preguntó:
“¿Quién es éste?” y Pedro afirmó: “Tú
eres el Cristo” (8, 27) se desveló
una dimensión importante de la identidad de Jesús. Pero el silencio sobre su
persona debía mantenerse hasta que Jesús no viviera la muerte y resurrección.
Por eso, a partir de la
confesión de Pedro, Marcos nos presenta tres escenas en las que Jesús revela a sus discípulos que debe
sufrir y morir (el número tres hace alusión a que lo anuncia reiteradas
veces), causando escándalo a quienes le escuchaban. Cuando Pedro quiso disuadir
a Jesús de seguir este camino, Jesús le dijo: “Apártate de mí, Satanás” (8, 31-33)
En el relato de la transfiguración
(9, 2-13) Jesús se experimentó Hijo Amado, aunque en el horizonte de su vida
estuviera la posibilidad de morir como un malhechor. De nuevo, Marcos nos dice
que Jesús pidió que se guardara el secreto. ¿Hasta cuándo habría
que guardarlo? El evangelio nos dice hasta que un centurión romano, pagano, al
pie de la cruz proclamó: “Verdaderamente
este hombre era hijo de Dios” (15,39) Es decir, la muerte de Jesús, el verle colgado de un madero, a las afueras de
la ciudad, como un malhechor, es lo que permite descubrir su verdadera
identidad, lo que despierta la fe para reconocerlo
y proclamarlo como Hijo de Dios. Por eso nada más empezar a predicar en Cafarnaúm
no se podía proclamar quién era. Y era intolerable que un espíritu inmundo echara
a perder su misión.
Hoy no utilizaríamos
esos recursos para ir desvelando la identidad de Jesús, por eso es importante conocer,
o recordar, las claves que utiliza Marcos, para captar la perla preciosa que se esconde en cada texto del evangelio dominical,
aunque el envoltorio literario nos resulte extraño.
Todos se preguntaron
estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los
espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Marcos no pone el
acento en el contenido de lo que dijo Jesús, sino en la autoridad de sus palabras. La gente estaba acostumbrada a escuchar
a los escribas que, aunque actuaran con buena voluntad, se enredaban en la
explicación puntillosa de la ley, poniendo más el acento en sus propias explicaciones
que en la coherencia de su vida, como les reprochó Jesús muchas veces.
El hecho de que
hubieran estudiado la Ley, en medio de una sociedad mayoritariamente analfabeta,
les daba autoridad, por eso se les llamaba también doctores de la Ley o maestros. Como hacía siglos que no habían
surgido profetas en Israel, los escribas se habían convertido en guías morales
y espirituales del pueblo.
La gente se sorprendía
de que un hombre, que no era escriba, pudiera tener tanta autoridad en lo que decía.
Varias veces en el evangelio le preguntan a Jesús con qué autoridad habla y
actúa. Y él remite a la autoridad que le da ser el Hijo amado, que ha venido a
dar testimonio de lo que ha visto y oído. Por eso el evangelio de Marcos acaba
diciendo que, cuando Jesús fue “elevado al cielo”, sus discípulos fueron por
todo el mundo a contar lo que habían
visto y oído. Esa es la raíz del testimonio cristiano y de la
evangelización.
Su fama se extendió en
seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Marcos empieza su
evangelio presentándonos a Jesús en medio de una popularidad creciente. Tras el
episodio de Cafarnaúm su fama se extiende por Galilea, pero Jesús no se deja
enredar por el éxito y busca tiempos y
espacios de silencio, soledad y oración.
El evangelio en las TIC
- http://youtu.be/jcPjr7xxQ9s Secuencia
de una película con la curación de un endemoniado, partiendo del texto de Lucas
4, 14-15.
- ”Enredado en la red” canción de Nico
Montero sobre el “enredo de internet”; puede
ayudarnos a dialogar con los adolescentes sobre cómo la red puede atraparnos y
alejarnos de lo que deseamos ser y vivir. ¿Qué identidad nos ofrece la red? ¿En
qué fama nos enreda? http://youtu.be/OPF5RoXJGY4?list=PLKxU-TvdHXi2pFKu_anEheWfhUZVdjt68
- ¿Cómo podemos comprender hoy el hecho de que Jesús hablaba con
autoridad? A través de esta canción de Toño Casado que nos recuerda cómo es la
Palabra de Jesús. http://youtu.be/m1QR_OWTTBQ?list=PL4C0F8221ED11B82B.
PARA REFLEXIONAR
1.
Personalmente
ü
Quizá en una sociedad como la nuestra, en la que nos llegan con facilidad
tantas voces, podemos preguntarnos hoy serenamente ¿a quien damos autoridad en
nuestra vida? ¿Qué o quienes nos ayudan a crecer o nos hunden? ¿Qué voces nos
preocupan, nos alivian, nos animan…?
ü
Y con un asombro similar al de los galileos podemos plantearnos
seriamente, ¿qué autoridad tiene la Palabra de Jesús en mi vida? ¿La leo, la
acojo, hago oración, guía mis criterios
y mis decisiones? Desde la propia realidad descubierta pedimos al Señor que “su Palabra nos cambie el corazón” Si te
ayuda, pídelo escuchando la canción de Toño Casado.
2.
En la fraternidad, la familia…
Ü Después
de leer el texto y sus comentarios podemos dialogar sobre lo que más nos ha
sorprendido, lo que no entendemos, lo que más nos ha gustado…
Ü Podemos
reflexionar y compartir, ¿a qué o a quien se da autoridad en nuestra fraternidad,
en nuestra familia, en nuestra casa? ¿Quién marca nuestras decisiones? En qué
lo notamos.
Ü Como
padres, madres, tíos, abuelos, catequistas…, cristianos nos sentimos
responsables del crecimiento en la fe de nuestros niños, ¿cómo les ayudamos a
conocer y dar “autoridad”, valor en su vida, a la Palabra de Jesús? Es
importante que nombremos lo que estamos
viviendo y haciendo en este sentido y, aquello que queremos empezar a hacer.
Ü Podemos
terminar haciendo oración con la canción de Toño Casado que os proponemos,
conscientes de que solo el Espíritu del Señor nos hará descubrir el valor de su
Palabra y acogerla para que pueda cambiar nuestra vida y la de nuestras
familias.
QUE TU PALABRA NOS CAMBIE EL CORAZÓN.
QUE TU PALABRA NOS CAMBIE EL CORAZÓN.
TRANSFORMA EN NIEVE EL CARBÓN
DE NUESTRO GRIS CORAZÓN.
QUE TU PALABRA NOS CAMBIE EL CORAZÓN.
QUE TU PALABRA NOS CAMBIE EL CORAZÓN.
TRANSFORMA EN NIEVE EL CARBÓN
DE NUESTRO GRIS CORAZÓN.
QUE TU PALABRA NOS CAMBIE EL CORAZÓN.
Que tu Palabra sea como la linterna,
que nos enseñe por donde caminar
y transformar el dolor en una suave canción
para llevar al mundo tu calor.
que nos enseñe por donde caminar
y transformar el dolor en una suave canción
para llevar al mundo tu calor.
Que tu Palabra sea como la comida
que nos sostenga y nos haga vivir.
El pan para compartir, la fuerza para vivir
Palabra, pan que Dios va a repartir.
Que tu Palabra sea la Buena Noticia
Que todo el mundo sueña con escuchar.
Palabra para salvar, palabra para curar,
Palabra con poder que nos puede cambiar.
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