viernes, 31 de octubre de 2014

Curso bíblico: Domingo 02.11.2014




Este domingo celebramos el día de los difuntos. Recordamos a todas las personas a las que nos hemos sentido muy  unidos y que hoy no están junto a nosotros. Frente a esta realidad dolorosa, el evangelio nos trae un mensaje de ánimo y esperanza, central en nuestra fe: después de la muerte Dios nos espera, nos ha preparado un hogar, una morada  junto a Él. Todo lo tiene a punto, como Abbá cariñoso, para que nuestra VIDA sea plena y para siempre. El texto se sitúa en el marco de los discursos de despedida en la Última Cena. Es evidente que Jesús no fue amigo de largos discursos, pero Juan consideró que era mejor recopilar varias  enseñanzas de Jesús y presentarlas en este marco final de la despedida, en el que sus palabras y sus gestos cobraban mayor densidad e importancia.

Juan 14, 1 - 6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Ya hemos comentado en otras ocasiones que, en tiempos de Jesús, el corazón no representaba únicamente la dimensión afectiva sino toda la persona, tanto su interioridad como su libertad y la toma de decisiones.  En los versículos anteriores al del domingo de hoy Jesús se estaba despidiendo de sus discípulos y Pedro le preguntó:
-“Señor, a dónde vas?”
Jesús le contestó:
-“A donde yo voy no puedes seguirme ahora, me seguirás más tarde”.
Es evidente que la posibilidad de que Jesús se fuera de su lado debió despertar muchas veces un sentimiento de miedo en los discípulos y discípulas. Ese miedo se podía expresar con la frase: su corazón temblaba porque podían perder a su Señor.
Pedro se había adelantado ofreciéndose a dar su vida por Jesús. Pero él no era el salvador, ni quien tenía que dar la vida en ese momento,  sino que era  Jesús el que al dar su vida abría un camino nuevo para la humanidad. Por eso Jesús colocó en su sitio a Pedro.
El texto del domingo de hoy nos recuerda que es Jesús el que nos muestra al Abbá y nos lleva a su presencia. Es Jesús quien se convierte en camino, en la medida en que todas sus palabras y acciones nos ayudan a dar pasos, no sólo acercándonos a Dios, sino descubriendo al Dios que nos habita.
Tiene mucha importancia ese “camino de ida y vuelta” expresado con los verbos  “me voy”  y “vuelvo” porque se refieren a la experiencia que tuvieron las comunidades antes y después de la Pascua.
Tomás le dice:
- Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?
Jesús le responde:
- Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
Era habitual utilizar este recurso literario: simular que alguien hacía una pregunta para tener la ocasión de explicar algo en forma de respuesta. A lo largo del evangelio encontramos muchas veces este recurso. Evidentemente la respuesta no se dirigía sólo a Tomás, sino a los apóstoles, los discípulos, las primeras comunidades y cada uno de nosotros hoy.
En tiempo de Jesús conocer el camino era muchas veces la garantía de llegar a feliz término en un viaje, librándose de bandidos y de accidentes. Pensemos en la cantidad de caminos que había y las pocas señales que los indicaban. No había GPS.  Perderse en la oscuridad o en medio de una tormenta y llegar a unas cañadas oscuras, en lugar de la aldea a la que se dirigían, era una experiencia muy peligrosa.
En una sociedad en la que había mucho analfabetismo ¿cómo saber quién decía la verdad entre los maestros auténticos y los falsos maestros? Hoy tenemos muchos medios para poder contrastar una información y saber si es verdadera o falsa, antes no.
Hoy podemos saber qué es lo que nos da vida o nos la quita.  El evangelista san Juan nos presenta a Jesús con unas claves muy importantes en su tiempo: Jesús era la referencia segura, era la persona en quien podían depositar su confianza, porque no sólo era hijo de Dios, sino el camino para llevarnos hacia Dios y crecer como hijos amados.

El evangelio en las TIC

     ·       El “Corto animado: semilla del recuerdo” no tiene texto, pero la música y los colores de los dibujos expresan muy bien los sentimientos que tiene una niña por la pérdida de un ser querido. Mensaje final: “Lo que nunca se olvida vive para siempre” http://youtu.be/ddJ3YT0-V70 , dura 8,30 minutos, de los que los 5,30 primeros son el vídeo.

     ·         Lydia Jiménez Llort ha escrito y dibujado un cuento entrañable para los más pequeños, facilitando su representación y la expresión corporal, para enseñar a vivir el duelo y abrirse al ciclo de la vida:  http://youtu.be/_RqjTg_kii0  Oyakudachi. Vuela mariposa (el duelo). El término Oyadukachi significa ponernos en la piel del otro.

     ·         La vida y la muerte tienen un sentido en Jesús, camino, verdad y vida para siempre. Solo la fe en su presencia nos puede librar de los miedos.  Quizá puede ayudarnos esta canción de Nico Montero: http://youtu.be/UZo38mwwaZo la letra hace alusión a las muertes de hoy por la pobreza, desempleo, la soledad, la depresión, etc.

     ·         Texto del evangelio de hoy con imágenes: http://youtu.be/GHBJvUtexOQ

PARA REFLEXIONAR

        1.      Personalmente

ü Intenta leer el evangelio de hoy como un dialogo personal con Jesús. El te dice a ti que no tengas miedo, que te está preparando una morada… Deja que resuene en ti. ¿Qué te mueve por dentro?
ü Jesús se define a sí mismo como camino, verdad y vida. ¿Es eso para ti? En este momento, ¿como lo definirías?
ü La celebracion de hoy nos lleva a plantearnos la vida y la muerte, la vida más allá de la muerte, como esencial de nuestra fe. ¿Insistimos suficientemente en la vida eterna junto a Dios o reducimos la fe cristiana a una moral o conjunto de valores? 

           2.      En la fraternidad, familia…

Ü  Después de leer el texto y sus comentarios podemos dialogar sobre lo que más nos ha sorprendido, lo que no hemos entendido, lo que más nos ha gustado…

Ü  Nuestra casa de familia, nuestra fraternidad, más allá de sus condiciones físicas, ¿es una “morada”, un hogar en el que cada persona puede “no tener miedo”? Como padres y madres, ¿qué nos dice este evangelio para educar a nuestros hijos a vivir sin miedo?

Ü   ¿Cómo vivimos  el día de los difuntos en nuestra familia? ¿Hablamos de la muerte con nuestros hijos o evitamos del tema? ¿Creemos en la vida más allá de la muerte y ayudamos a vivir así a nuestros hijos?



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