Grupo de formación “MENAHEM” - 15 de Marzo 2019
Con expectación y curiosidad afrontábamos la celebración que se nos presentaba a las cinco integrantes: Maika, Rocío, Sara, Esperanza y Berta. Nos acompañaban Ana Mª Toribio, Animadora de España, la Hermana Antonia Caballero (Asesora del grupo y Asesora de España), la Asesora General de la Asociación, Hermana Isabel Martínez. También nos acompañaron las Hermanas Franciscanas de la Comunidad de Córdoba y otras comunidades cercanas, laicos asociados, amigos y familiares.
Habíamos preparado la capilla con un camino simbólico, al final del cual nos aguardaba la Palabra del Señor, la que nos guía, y una imagen de Mª Ana como ejemplo de seguimiento. Durante la celebración cada una íbamos dejando una piedra en el camino; una piedra, que representa las dificultades que hemos vivido durante esta primera etapa de formación y nuestras huellas que representan nuestros logros y deseos.
Madre Isidora leyó el Evangelio de Lc. 5, 1-11, en el que se nos recuerda el poder que tiene Jesús y la necesidad de seguirlo a pesar de nuestras debilidades.
Se nos hizo entrega de la Cruz de San Damián a las cinco integrantes, junto con la oración que San Francisco rezó ante El. Fueron los hermanos de las fraternidades de Córdoba los que nos pusieron tan hermosa Cruz, invitados por la Animadora a hacerlo.
Ana María, Animadora de España, nos entrega la admisión a esta segunda etapa y la Hermana Antonia, (Toñi), el material que trabajaremos a partir de ahora, con más entrega y dedicación si cabe. Y finalizó esta celebración con la Bendición de nuestra Madre Fundadora, impartida por la Hermana Isabel, Asesora General.
Estuvimos muy acompañadas y arropadas, lo que contribuyó a que sintiéramos una enorme emoción del paso que estábamos realizando. Esa expectación curiosidad inicial se transformó, gracias también a la presencia del Espíritu Santo, en un sentimiento profundo de Amor y agradecimiento a María Ana por estar tan presente en nuestras vidas.
A continuación compartimos un sencillo ágape fraterno en el cual nos siguieron agasajando con detalles las hermanas y las fraternidades Albolafia y Ahavá.
Damos gracias a Dios y a todos los que nos habéis acompañado, tanto con vuestra presencia como con vuestra oración.
Nos sentimos con más fuerza para continuar comprometidas con la Familia Carismática a la que pertenecemos. Sin duda un día que nunca olvidaremos ninguna de nosotras. PAZ Y BIEN
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