Terminamos
este domingo el año litúrgico, con la fiesta de Jesús Rey del Universo. En ella
recogemos de forma simbólica la centralidad e importancia de la persona de
Jesús, en nuestras vidas y en la historia, en la Iglesia y en todo el universo.
Su
persona marca también el año litúrgico, que trascurre entre esa primera venida
de Jesús, que recordamos cada Adviento, y la segunda o definitiva venida del
Señor, tanto al final de la historia de la humanidad, como al final de nuestra
propia vida, en ese encuentro definitivo de cada uno de nosotros con Él.
Más
allá del lenguaje difícil de entender, el evangelio de hoy nos invita a vivir
en verdad, a entrar en esa dinámica del Reino en la que reinar es servir, y
tener autoridad se traduce en amar y estar disponibles para los más
necesitados.
Y
esto, como nos dice Juan, le llevó a Jesús a la cruz, y nos hará participar de
ella a todos sus seguidores, asumiendo la persecución y el sufrimiento por la
verdad y la justicia.
Juan 18,33b-37
Las tres lecturas y el salmo de esta fiesta de Jesucriso Rey del Universo, se centran en este reinado. Pero no es fácil que los niños y niñas comprendan el contenido teológico de esta festividad si tenemos en cuenta la imagen de reyes y reinas que conocen a través de los medios de comunicación. Incluso a los mayores a veces nos cuesta entenderlo.
Vamos a recordar
algunos aspectos importantes de lo que suponía un rey en el Antiguo
Testamento:
En un ambiente de
luchas y enfrentamientos casi continuos entre diferentes tribus, el pueblo pedía
a Dios reiteradamente que les diese un rey. El Antiguo Testamento recoge
estas peticiones, por ejemplo: “Ponnos un rey para que nos juzgue, como tienen
todas las naciones” (1 Samuel 8, 5).
Saúl fue el primer rey
de Israel, pero su comportamiento no agradó a Dios y lo rechazó. Entonces
Samuel, de parte de Dios, eligió y ungió a David, el valiente pastor. Su
misión como rey está recogida en el salmo 78: Dios “eligió a David, su
servidor, lo sacó de los apriscos del rebaño, lo trajo de detrás de las ovejas,
para pastorear a su pueblo Jacob, y a Israel, su heredad. Él los pastoreaba con
corazón perfecto y con mano diestra los guiaba” (Salmo 78, 70-72).
David se aprovechó de
su poder como rey y pecó gravemente, podemos recordarlo en 2 Samuel 11.
Con la ayuda del profeta Natán fue capaz de arrepentirse, pidió perdón y
acabó su reinado dando gracias a Dios con esta oración:
“Tú eres el dueño de
todo, en tu mano están la fuerza y el poder, en tu mano encuentran estabilidad
y grandeza todas las cosas (…) todo viene de ti y tuyas son las ofrendas que te
hemos dado” (1 Crónicas 29, 10-18).
Después del reinado de
David el pueblo tuvo experiencias muy dolorosas, porque gobernaron reyes
corruptos y pedían a Dios un rey justo. Los profetas anunciaron la
llegada de alguien (Hijo de hombre) que sería un auténtico rey.
Los textos de la
Eucaristía de hoy, incluido el Salmo, recogen la esperanza y la realización
de este anuncio. Este rey tendría poder sobre todos los reinos de la tierra y
su reino no tendría fin (primera lectura). Vendría en las nubes, porque más
arriba de las nubes creían que estaba el trono de Yahvé. Su enviado sería “el
testigo fiel… el príncipe de los reyes de la tierra” (segunda lectura).
Con este trasfondo
histórico abordamos el evangelio de hoy.
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús:
« ¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: « ¿Dices eso por tu cuenta
o te lo han dicho otros de mí?» Pilato replicó: « ¿Acaso soy yo judío? Tu gente
y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Podemos preguntarnos ¿por qué Pilato juzga a
Jesús? Porque Herodes Arquelao,
(hijo de Herodes el Grande) había sido rey de Judea, pero fue tan sanguinario
que antes de ser coronado ya había mandado matar a cerca de 3.000 fariseos.
Provocó grandes escándalos en todo el pueblo judío al violar reiteradamente la
ley de Moisés en temas fundamentales. Por eso Roma lo depuso el año 6 d.C.
Los emperadores decidieron que ya no gobernarían
los hijos de reyes sino los prefectos (semejantes
a gobernadores) que Roma enviara y que se mantendrían en el poder sólo mientras
el pueblo judío estuviera satisfecho y no diera problemas a Roma.
Pilato fue el 5º prefecto, gobernó entre los años 26 y
36 d.C. y jugó a dos bandas. Intentó
contentar a los judíos, como lo muestra claramente el juicio injusto que le
hace a Jesús y el hecho de salvar a Barrabás. Pero, entre muchas otras cosas,
fomentó el culto al César y mandó crucificar a muchos samaritanos, porque se
rebelaron contra Roma unos tres años después de morir Jesús. Esto le costó el
puesto.
Como no era judío no podía entender que
condenaran a un hombre por haber dicho que era hijo de Dios, como dijo delante
del Sanedrín (tribunal religioso judío) Sin embargo, si Jesús afirmaba que era
rey podía traer complicaciones a Roma y era preciso librarse de Él. Los romanos
se habían reservado el imponer penas de muerte y ejecutar a quienes el Sanedrín
considerase culpables.
Es normal que Pilato pregunte a Jesús qué ha hecho. La respuesta de Jesús:
“soy rey”, ante la autoridad política era como firmar su sentencia. Roma
permitió que hubiera líderes políticos, que algunos hombres dijeran que eran el
Mesías (no sólo Jesús se presentó así, hubo varios otros que dijeron que lo
eran); permitió que esos hombres tuvieran seguidores, pero proclamarse rey ponía en peligro la organización política de Roma y
eso ¡era intolerable!
Es importante leer la versión de los otros tres
evangelistas sobre este encuentro entre Jesús y Pilato: Mateo 27, 2.11-26;
Marcos 15, 1-15 y Lucas 23, 1-7.13.25. Destacan:
· El silencio de
Jesús. Ha sido condenado injustamente por el Sanedrín. ¿Merece la pena dar
muchas explicaciones a hombres que no son judíos y son sanguinarios, como
Pilato y Herodes?
· Pilato quiere
agradar al pueblo, porque es la condición para mantener su puesto y el poder
seduce. Lo considera inocente pero prefiere acallar las voces de los seguidores
de Barrabás que era un terrorista asesino.
· Juan da mucha más
importancia al diálogo entre Jesús y Pilato que los otros tres evangelistas
porque Pilato representa a Roma y al reino de este mundo, en que se daban todo
aquello que Jesús había rechazado: desigualdad, violencia, opresión, etc.
Frente a este “reino” Juan nos presenta a Jesús como testigo de la verdad.
Jesús le contestó: «Mi reino no es de
este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que
no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres
rey?»
Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy
rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de
la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
El evangelista Juan pone el acento en una dimensión teológica: Jesús ha venido
para ser testigo de la verdad, para
dar testimonio de la verdad. A lo largo de su evangelio Juan nos habla de un
mundo dividido en luz y tinieblas, en verdad y mentira. Seguir a Jesús implica
tomar partido y situarnos en la luz y la verdad.
¿Cuántas veces Jesús habría dicho a sus
discípulos que su reino no era de este mundo? ¿Cuántas les habría dicho que los
reyes de este mundo oprimen y utilizan la violencia?
Por todo esto, decir que Jesucristo es el rey
del universo supone un gran ejercicio de traducción porque ser rey hoy no evoca
lo que el evangelio de Juan quiere decirnos. Quizá es más claro así: frente a
tantas figuras de reyes y reinas actuales, Jesucristo
muestra que el poder y la gloria que recibe de su Abbá son para servir, amar y
perdonar a todo el universo.
Es decir, entonces y ahora, Jesús nos ofrece una
manera realmente alternativa de ser rey: el servicio a la humanidad (al
universo), atendiendo en primer lugar a los más pobres y marginados, a través de
un servicio gratuito, por amor.
El evangelio en las TIC
https://youtu.be/JJU6kahXh2M
Juicio de Pilatos a Jesús en el que se recoge la escena del evangelio de hoy,
en ambiente de la pasión. 4 minutos de la película de Jesús de Nazaret.
https://youtu.be/vDWyKIZPJeQ juicio de Pilatos a Jesús con el texto del
evangelio y dibujos. Mejor para los pequeños. 2,51 minutos
https://youtu.be/vjOU221UmMw?list=RDAjcOuBAqppE canción “Jesús es Señor” de Kairoi, para la
oración de los adultos.
https://youtu.be/WGd6BMHbSXc
canción “Siempre la verdad” de Jaime Riascos, para los más pequeños, si
queremos hablar exclusivamente de “decir la verdad o vivir con honestidad”
https://youtu.be/IJDL6gvw75s
canción “El valor de la verdad” en inglés subtitulada. Del mismo estilo que la
anterior.
PARA REFLEXIONAR
1. Personalmente
- Es importante que entendamos el
contexto en el que surge este texto evangélico, para poder descubrir su mensaje
profundo y dejarnos interpelar por él. Terminar un nuevo año litúrgico, también
nos da una oportunidad de plantearnos cómo lo hemos vivido, qué hemos
descubierto, en qué hemos avanzado como seguidores de Jesús, que domingo tras
domingo escuchamos su Palabra.
- Os invitamos
a plantearos cómo vamos haciendo nuestros estos criterios de Jesús
o ¿Cómo
vivimos nuestros espacios de “poder o autoridad”, como los reyes de este mundo
o como Jesús?
o ¿A quienes
servimos, amamos, perdonamos? ¿A quienes nos cuesta más?
o ¿Cómo es
nuestra relación con la verdad? ¿Somos
libres para defenderla o tenemos que pactar componendas varias por nuestros
miedos?
- Nuestra manera de ser educadores ¿es
“alternativa” para nuestros alumnos, inmersos en una sociedad que en tantas
ocasiones promulga otros valores distintos a los del evangelio?
- En
definitiva, es ¿Jesús nuestro centro, nuestro Señor y “rey”? Podemos terminar
haciendo oración el canto de Kairoi “Jesús es Señor”
2. En la fraternidad, la
familia…
- Después de leer el texto y sus
comentarios podemos dialogar sobre lo que más nos ha sorprendido, lo que no
entendemos, lo que más nos ha gustado…
- Ser padre o madre lleva implícito un
“poder y autoridad” ¿lo ejercemos como Jesús? ¿Cómo traducimos ese amor,
servicio y perdón en nuestras familias y en la educación de nuestros hijos?
- Ocupa
realmente la persona de Jesús el centro de nuestra vida y de la vida de nuestra
familia? ¿En qué hechos concretos y actitudes lo expresamos de forma que
nuestros hijos lo puedan captar?
- Podemos terminar haciendo oración el
canto de Kairoi “Jesús es Señor”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario